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2022-11-07 15:50:29 By : Ms. xianyun lou

Este artículo se basa en una conversación con Philip Su, antiguo ejecutivo y director general de Facebook y Microsoft, que aceptó un trabajo en un almacén de Amazon después de que 23 años de carrera en el mundo de la tecnología le dejaran "paralizado" por la depresión y el agotamiento. Sus palabras han sido editadas por motivos de extensión y claridad. 

Monté una ONG en Seattle en 2018, creando un software libre sobre salud global, que dirigí durante 3 años. Durante ese último año luché contra la depresión estacional, algo con lo que había estado lidiando durante más de 20 años en empresas como Facebook o Microsoft. No dormía nada bien y me sentía muy deprimido. Decidí alejarme y centrarme en mejorar. 

Después de estar en el paro durante unos 6 u 8 meses, acabé sintiéndome aún peor. A veces no salía de la cama hasta el medio día o incluso ya entrada la tarde. 

Sentía que lo único que necesitaba era algo de estructura —un horario establecido, algo de ejercicio— para salir de esa espiral. Y Amazon despertaba mi curiosidad por varias razones. 

Además de ser cliente de Amazon desde hace unos 25 años, la robotización me parecía muy interesante por cómo puede transformar nuestra sociedad y el futuro del trabajo. Estoy convencido de que los robots nos dejarán sin trabajo.

Sinceramente, también era un poco escéptico con los artículos que se han publicado sobre cómo Amazon trata a sus trabajadores, por ejemplo, sin dejarles ir al baño. Una parte de mí se preguntaba si realmente la situación era tan mala. También quería entender mi propia huella social en lo que respecta a mi consumo y cómo afecta a los empleados.

En noviembre del año pasado, solicité un puesto de trabajo en uno de los almacenes de la compañía, que resulta ser el buque insignia de Amazon en Seattle. Me dieron el puesto. 

En mi primer día, me dieron una compresa térmica, una especie de bebida energética, una mascarilla para el covid con el logo de la sonrisa de Amazon y un medicamento para el dolor. Todo ello en una bolsa refrigerada de un litro. 

Comparo ese primer día con el que viví en Microsoft, donde me dieron camisetas, sudaderas y otras cosas; o con Facebook, donde me dieron un iPhone Plus y un MacBook Pro en mi primer día. 

Esto demuestra la gran diferencia de trato que reciben los empleados en los distintos sectores de la industria. En Amazon, nunca conocí a mi jefe y nadie sabía mi nombre. Me llamaban Peter en vez de Philip. 

Casi todas las superficies donde podías descansar de estar de pie en el almacén, como las escaleras de mano que sirven a veces de silla, están etiquetadas con una pegatina que dice "no sentarse". Incluso los jefes de equipo, que tienen que estar con el ordenador la mayor parte del tiempo, no tienen sillas. 

No entiendo por qué ni siquiera una persona cuyo trabajo es estático no tiene una asiento en el almacén. Estoy seguro de que estas decisiones no se toman a la ligera, sino que son decisiones millonarias. 

Siempre he trabajado en empresas que han afirmado que las personas son su mayor activo. El hecho de que las puertas de seguridad del almacén de Amazon estén a la salida y no a la entrada, para evitar que la gente robe iPhones u otras cosas, demuestra que el mayor activo de la compañía son los productos y no las personas. 

El primer día fue muy emocionante. Había 6 gerentes de pie en la puerta principal agitando campanillas de plástico mientras entrábamos a través de un arco de globos y sonaba música tecno a todo volumen. Era como entrar en la Super Bowl, te sentías como un héroe, como si lo que fuésemos a hacer allí fuese realmente importante. 

Sin embargo, a medida que avanzan los días, fueron desapareciendo los responsables de equipo hasta que no quedó ninguno y ya no hubo ni aplausos ni canciones. Al final solo había un mostrador de recursos humanos donde la gente podía hacer cola para presentar sus quejas.  

Me sorprende que, dado que Amazon ha tenido picos durante 25 años, la gente debería ser consciente de lo altas que son las expectativas y las emociones que produce. Si los gerentes no pueden ni siquiera mantener el entusiasmo para hacer sonar las campanillas mientras los empleados entran a turnos de 11 horas, es un mal ejemplo para todos. 

Miden todos tus pasos: mi productividad tenía una media de entre 220 y 380 paquetes por hora. Cuando había más trabajo, hacía 11 horas e incluso más. Un paquete normal pesaba entre 2 y 4 kilos. Si echas las cuentas, terminas con un número tan impactante como el de 6 toneladas.  

Durante ese periodo de gran volumen de trabajo, Amazon me notificaba con tan solo 16 horas de antelación que debía trabajar un turno de 11 horas al día siguiente. Tenía 10 horas no remuneradas que podía coger antes de que terminase mi contrato, pero si faltaba a una de esas jornadas obligatorias avisadas en el último momento, me podían despedir. 

Para alguien como yo, que no necesitaba que le cuidasen a los niños, no era un problema. Sin embargo, las personas con familias eran llamadas igualmente sin previo aviso para trabajar al día siguiente. Creo que la falta de previsibilidad de los horarios era el mayor problema. 

Empecé a levantarme por las mañanas y durante los primeros 30 minutos, tenía las manos entumecidas, con un ligero cosquilleo. Los dedos se me curvaban, y aunque podía enderezarlos, se me volvían a torcer. 

Hablé con el equipo de RR. HH. y me recomendaron que me viera un médico externo. Esa misma noche, después del trabajo, fui a urgencias y me dijeron que tenía el síndrome del túnel carpiano, que se produce cuando los tendones se inflaman. Me dijeron que no levantara más de 5 kilos durante 2 semanas. 

Presenté el informe médico a Amazon, pero al cabo de una semana no había recibido respuesta por parte de ellos. Mientras tanto, mi jefe me dejó trabajar en una línea del almacén con paquetes más ligeros, los que estaban envueltos en burbujas. 

Cuando RR. HH. se puso en contacto conmigo, me dieron dos opciones: aceptar 2 semanas de lo que ellos llamaban "adaptación" y que implicaba turnos de 3 horas al día (y unos 1.700 euros menos de ingresos), o firmar una carta en la que decía que ya me encontraba bien y que podía volver al trabajo. 

Acepté la reducción de jornada, pero como habían tardado tanto tiempo en ponerse en contacto conmigo, solo trabajé un día de la jornada reducida antes de que se cumplieran las 2 semanas ordenadas por el médico. 

Lo único que podía pensar era lo grave que sería la situación si tuviese hijos a mi cargo o una persona mayor a la que cuidar, con mis ingresos reducidos tan drásticamente. 

¿Qué pasaría si la atención sanitaria de mi familia dependiese de mi trabajo? Seguramente si esa hubiese sido mi situación, habría elegido firmar aquel papel e intentar trabajar todo lo que me echasen. El sistema está hecho para que aceptes sus condiciones. 

A las 2 semanas de dejar el trabajo, los síntomas físicos desaparecieron. 

Acepté ese trabajo porque estaba desesperado por conseguir algo que me obligase a ser regular. Amazon cumplió con ese objetivo. Daba 28.000 pasos al día y levantaba unas 6 toneladas de paquetes, lo que podía considerar como ejercicio físico. 

También me proporcionaba sencillez. En los trabajos de oficina que había tenido, siempre había una pila infinita de trabajo que hacer, pero no había límite de tiempo. En el almacén, cuando terminaba cada turno, todo el mundo se olvidaba de si había algún problema en el almacén, porque el siguiente turno se encargará de ello. 

Además, nunca tuve que tomar decisiones: alguien me decía lo que tenía que hacer cada día. El trabajo no requería que pensases, así que para alguien como yo, que siempre he tenido mucha presión por tomar las decisiones correctas, mi mente se relajó, ya no tenía que darle vueltas a esas decisiones. Podía dormir por las noches sin pensar en el trabajo. 

Los trabajadores no suelen hablar entre ellos, pero tampoco quería que me juzgaran. Estaba allí por mi depresión y el trabajo me estaba sacando de esa situación. No quería que mis compañeros pensaran que les estaba faltando al respeto solo por estar ahí cuando no necesitaba el dinero. 

Acabé conociendo a un hombre en el almacén que también se aceptó ese trabajo porque estaba deprimido. Me dijo que tenía una licenciatura y que le faltaba la motivación para involucrarse en Uber.

También quería tener un horario fijo y hacer algo de ejercicio. Cuando describió el alivio que sintió al aceptar el trabajo en Amazon y la regularidad forzada del horario, me sentí identificado. 

Desde que dejé Amazon, he ido acumulando pequeños empleos a tiempo parcial mientras pensaba qué era lo siguiente. También he estado trabajando en mi propio podcast. 

He debatido si poner mi experiencia en Amazon en mi LinkedIn. Una parte de mí se sentía un poco avergonzado por lo que podrían pensar los reclutadores si veían que había pasado de tener puestos de responsabilidad a ser un trabajador de almacén. Pasé de dar informes al CTO de Meta en Facebook, a trabajar con una persona que ni siquiera se sabía mi nombre. 

Al final decidí que esas cosas no me molestan como pueden molestarles a otras personas. 

Recomiendo a la gente que trabaje una temporada en Amazon. Los que nos movemos por círculos tan altos a veces nos distanciamos de la realidad y es muy útil saber lo que se siente al ser un trabajador medio. 

Así funciona la máquina que expande los tentáculos de Amazon: cómo elige qué empresas comprar y quién está al mando

Un representante de Amazon, Sam Stepshenson, declaró a Business Insider que "en 2021, cuando este empleado fue contratado, los empleados comenzaron automáticamente su tiempo en Amazon con 10 horas de tiempo no pagado (UPT). Al principio de cada trimestre, se añadían 20 horas adicionales. Estas políticas se han actualizado recientemente para permitir que el UPT se acumule por horas en lugar de ser algo trimestral". 

"Las discusiones para la terminación no se producen hasta que no hayamos agotado todas las opciones de tiempo libre o no pagado. Nos esforzamos por adaptarnos a las necesidades de nuestro equipo, pero, como cualquier empleador, pedimos a nuestros trabajadores que cumplan unas expectativas mínimas y tomamos las medidas oportunas cuando no pueden hacerlo". 

"Estamos comprometidos a adaptarnos a los empleados y tenemos un equipo cuyo único trabajo es apoyar las restricciones médicas individuales identificadas por los proveedores de atención médica", continuó Stephenson. 

"Desafortunadamente para los lectores, debido al plazo de 24 horas que se nos proporcionó, no podemos verificar ninguna de las afirmaciones hechas por el supuesto exempleado mencionado en la historia": 

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