Utilizar correctamente la calefacción puede ayudar a ahorrar en las facturas a final de mes.
El momento de empezar a encender la calefacción en casa se acerca, inevitablemente, y cada vez más personas se preguntan cómo ahorrar en las facturas a final de mes ante la subida de los precios de la energía, sobre todo del gas, el que nos ocupa en lo que a radiadores se refiere. Cerrar bien todas las ventanas y hacer un uso responsable y sensato del termostato son dos gestos que nos ayudarán a reducir los excesos en el consumo.
Ante la eterna duda de si conviene apagar la calefacción o dejarla encendida a una temperatura constante para ahorrar más, hay que analizar cómo se desarrolla el gasto de energía si dejamos los radiadores funcionando todo el día o si los apagamos y encendemos cuando sea conveniente.
Cuando dejamos la calefacción encendida todo el día conseguimos que en nuestra casa haya siempre una temperatura constante y muy agradable. Pero lo que no vemos es que hay calor que está constantemente escapándose por las ventanas, las puertas... Esta fuga de temperatura obliga a nuestro sistema de calefacción a estar siempre trabajando y, por lo tanto, consumiendo energía e incluso haciendo un esfuerzo extra para mantener los grados estables.
Y la misma situación se da cuando la calefacción se queda encendida por la noche (además de que igual nos acabamos despertando por un exceso de calor en la habitación). Al dejar los radiadores funcionando mientras dormimos estamos consumiendo una energía que no es necesaria, ya que al ir a dormir en invierno nos abrigamos y usamos edredones más pesados.
¿Es necesario dejar la calefacción, pues, encendida todo el día, aunque sea a una temperatura razonable? La respuesta es que no, ya que esta costumbre disparará el precio que paguemos en la factura del gas. Tener encendida la calefacción todo el día implica un consumo innecesario de energía que no es comparable al pequeño esfuerzo extra que tiene que hacer el sistema para arrancar después de haber estado apagada. Por otro lado, un uso continuado de la calefacción aumentará nuestra huella de carbono, ya que generaremos muchas más emisiones de CO2.
Si, por ejemplo, lo que no queremos es notar frío al despertarnos por las mañanas o al llegar a casa después del trabajo, existen termostatos inteligentes con los que programar el encendido de los radiadores 15 minutos antes de levantarse o volver a casa y, así, encontrar el ambiente templado y a una temperatura agradable.
La Información. Calle Canarias nº 49, Planta 1ª. Madrid, 28045, España
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